Priorizar la innovación en la atención primaria
¿Sigue siendo la Historia Digital de atención primaria la herramienta de ayuda de los profesionales de salud para desarrollar su trabajo de una manera eficiente e innovadora?
La llegada de la Historia Digital del paciente a los sistemas de salud representó, sin duda alguna, un avance espectacular al abrir la posibilidad de disponer de la información del paciente de manera inmediata a los profesionales de salud con lo que eso supone para la atención del enfermo.
El papel fundamental de la Historia Digital en la atención primaria
En el último cuarto de siglo, coincidiendo con las políticas de salud propiciadas por la Organización Mundial de la Salud desde la Conferencia de Alma-Ata, la atención primaria ha adquirido un papel protagonista en la atención sanitaria, modificándose incluso las políticas de inversión a su favor. La atención primaria ha pasado de ser una inversión mínima frente a los hospitales y la atención especializada, a convertirse en una prioridad en la inversión de infraestructura tecnológica y formación de recursos humanos, alineados con el nuevo rol de la atención primaria como eje central de la atención a la salud de los ciudadanos de una comunidad o de un país.
Es significativo que la Historia Digital fuera implantada en la atención primaria antes que en los hospitales en la mayoría de los países, lo que contribuyó al incremento de la calidad de la atención sanitaria prestada por el personal de salud y la calidad percibida por los ciudadanos.
Podríamos decir que aquellos objetivos y metas enunciadas en la Declaración de Alma-Ata, en la mayoría de los países, fueron conseguidos, en gran medida, por la contribución destacada de la Historia Digital.
Pero, en este nuevo siglo ¿sigue siendo la Historia Digital de atención primaria la herramienta de ayuda de los profesionales de salud para desarrollar su trabajo de una manera eficiente e innovadora?
Necesidad de inversión para el desarrollo y mejora de tecnologías para la salud
En muchos países, la inversión en la mejora continua de las aplicaciones de Historia Clínica Electrónica está bastante por debajo de lo que se necesita para seguir ayudando a médicos y enfermeras a disponer de las tecnologías necesarias para atender las nuevas realidades asociadas a los cambios sanitarios, que cada vez en períodos de tiempo más cortos, condicionan nuestras formas de vivir y de trabajar.
Pensemos solamente en la diferencia existente entre los dispositivos tecnológicos que teníamos a finales del siglo pasado y los de hoy. ¿Quién tenía teléfono móvil en 1995? ¿qué cobertura y velocidad de Internet? Podríamos enumerar muchos dispositivos tecnológicos que nos modifican hoy la forma de organizar la vida. Es decir, nuestra manera de vivir.
Estas tecnologías están escasamente disponibles en la atención primaria y la propia Historia Digital hoy en día, lo que significa que si lo que hacemos cotidianamente no está contemplado en la herramienta fundamental de nuestra práctica clínica, es porque se nos ha quedado obsoleta. Aunque siga cumpliendo funciones importantes como el registro de lo observado y el buzón de exámenes complementarios, no nos permite comunicarnos con los pacientes fuera del centro sanitario como solemos hacer con otras aplicaciones gratuitas diariamente con las que nos comunicamos con nuestros familiares a miles de kilómetros; ni podemos realizar una consulta con otro especialista ante una duda diagnóstica o de tratamiento, mientras que el paciente comparte su escritorio y su trabajo con uno o varios compañeros o clientes.
Por otra parte, la realidad refleja un incremento progresivo de las patologías crónicas de los pacientes con más edad, lo que necesariamente nos obliga a disponer de herramientas que permitan la atención y prevención de complicaciones. Sin olvidar, además, que son pacientes con un grado variable de discapacidad.
Nuevos retos de la atención primaria
La disponibilidad en el mercado, a precios razonables, de dispositivos para monitorizar signos vitales y niveles de parámetros sanguíneos que, además, pueden ser enviados a “su Historia Clínica” mediante dispositivos móviles, es una realidad desde hace años. Día a día, se incorporan al mercado gran cantidad de ellos. Si es así, y lo es, ¿por qué desde la atención primaria no están desarrolladas las modalidades asistenciales de Consulta Digital, Home Care o Interconsultas, entre otras?
La respuesta probablemente no sea única. Sin embargo, lo cierto es que la Historia Digital implantada, incluso actualmente, no está pensada ni diseñada en la mayoría de los casos teniendo en cuenta estas nuevas necesidades de atención sanitaria. Lo que en su momento fue un factor de cambio e innovación, obstaculiza implementar nuevas maneras de atender pacientes.
Es, por tanto, un reto, dotar al personal de salud de una Historia Clínica Electrónica usable, que satisfaga sus necesidades de información en relación con la práctica clínica, la evaluación de la situación de los pacientes en sus domicilios, la fidelización a los tratamientos, la posibilidad de establecer alarmas ante monitorización de signos vitales, receta electrónica, telemedicina e información inmediata sobre posibilidades de efectos adversos en un paciente determinado, entre otros.